Todas las personas, independientemente de su edad, pueden practicar alguna actividad física. Quienes sufren una condición crónica usualmente temen que hacer ejercicio pueda hacerles daño.
Sin embargo, es completamente posible mantenernos activos incluso si sufrimos de alguna enfermedad. De hecho, el ejercicio puede aliviar algunos síntomas y permitirnos vivir mejor.
Actividades sencillas como bailar, andar en bicicleta, caminar a paso ligero y la jardinería pueden tener muchos beneficios para la salud y son seguras, especialmente si empezamos poco a poco hasta incluirlas por completo en nuestra rutina.
Mantenernos físicamente activos tiene un efecto positivo en nuestros cuerpos y también en nuestra mente. Durante los últimos años, investigadores han llevado a cabo estudios para determinar cómo el ejercicio puede retrasar el deterioro cognitivo leve en adultos mayores.
Consecuentemente, la actividad física puede mejorar la función cerebral durante el envejecimiento, beneficiando grandemente a las personas que estén en riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Además de ayudarnos a mantener un peso saludable, hacer ejercicio también es ideal para crear rutina y adaptarnos a hábitos regulares, como dormir a ciertas horas e ir al baño.
La actividad física también puede mejorar la autoestima de los pacientes con enfermedades mentales, como Alzheimer o demencia, y fomentar las conexiones sociales si se practica junto a otras personas.
¿Qué podemos hacer para ayudar a una persona con demencia o Alzheimer a mantenerse activos?
Estas son algunas de las actividades recomendadas para quienes han sido diagnosticados con Alzheimer o una condición similar:
El ejercicio y la enfermedad obstructiva crónica (EPOC)
Quienes sufren enfermedad obstructiva crónica o EPOC, uno de los problemas respiratorios más comunes, también pueden aprovechar todos los beneficios de la actividad física.
Las personas que han recibido este diagnóstico deben hablar con sus proveedores médicos o terapeutas pulmonares antes de saber qué ejercicios hacer e integrarlos a sus rutinas.
Sin embargo, hay muchas alternativas que pueden funcionar, como los estiramientos de piernas o los ejercicios para fortalecer los brazos.
También hay algunos ejercicios para fortalecer los pulmones que pueden ser ideales en estos casos.
La rehabilitación respiratoria o pulmonar también podría ser una excelente opción para quienes han sido diagnosticados con EPOC y quieren hacer actividad física. Es una buena forma de controlar la enfermedad y ejercitarse al mismo tiempo.
Incluso quienes tienen poca movilidad o enfrentan problemas con la movilidad articular pueden hacer ejercicio. Una de las enfermedades más comunes en esta categoría es la artritis.
A través del ejercicio, podemos tratar algunos de los síntomas de esta condición, reduciendo el dolor y la rigidez en las articulaciones.
Además, la actividad física es esencial para perder peso, lo que puede reducir la presión y estrés sobre nuestro sistema articular.
Los ejercicios de flexibilidad, como los estiramientos en la parte superior e inferior del cuerpo, son ideales para quienes sufren artritis. Como uno de sus beneficios, pueden brindarnos más libertad de movimiento para hacer nuestras actividades diarias.
También podemos agregar algunos ejercicios de fuerza y resistencia a nuestra rutina. Sin embargo, si sufrimos artritis, debemos evitar algunos tipos de ejercicio cuando nuestras articulaciones están muy inflamadas, dolorosas o hinchadas.
Ya que el corazón mantiene nuestro cuerpo funcionando, hacer ejercicios que favorezcan su salud también es importante.
Mantenernos activos puede reducir enormemente el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, incluyendo los altos niveles de colesterol y triglicéridos en sangre o la presión arterial alta.
Si queremos mejorar la salud de nuestro corazón, tenemos que hacer al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada al día. Esto puede incluir caminatas, bailes, andar en bicicleta, algunos tipos de yoga y aeróbicos.
Ejercitarse durante el envejecimiento es esencial para nuestra salud física y mental, incluso si sufrimos alguna enfermedad.
Sin embargo, debemos seguir ciertas recomendaciones para asegurarnos que cada actividad que hacemos es segura para nuestra condición. Estas son las principales:
La actividad física es indispensable para el óptimo cuidado del adulto mayor, especialmente para quienes están en riesgo de una enfermedad o han sido diagnosticados con una condición.
Sin embargo, es importante buscar asesoría médica y usar los equipos adecuados para garantizar que nuestros seres amados en la tercera edad están siempre seguros y en excelentes condiciones.
En BETTEN, podemos ayudarte a encontrar todas las ayudas que necesitas para el adulto mayor con poca movilidad y pacientes con enfermedades pulmonares.
También tenemos un blog donde compartimos valiosa información sobre la importancia de la actividad física, la salud mental, consejos, recomendaciones y mucho más.
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