En ocasiones, cuando el plan de respuesta a la diabetes no da resultados, los pacientes suelen desesperarse. Una de las opciones más comúnmente evaluadas es la incorporación de suplementos dietéticos que ayuden al cuerpo a responder a la acción de la insulina y regular los niveles de azúcar en sangre.
Ahora bien, aunque no sea la que preferirías oír, esta es la principal verdad que debe considerarse a la hora de buscar un suplemento dietético para una persona con diabetes: no hay suficiente evidencia de los beneficios de los suplementos nutricionales en ningún contexto, ni tampoco en el de la diabetes.
Igualmente, no hay claridad en los hallazgos de la mayoría de los estudios sobre su seguridad: muchos de los suplementos podrían tener efectos secundarios capaces de traducirse en complicaciones, justo lo que buscamos evitar.
La verdad es que las bases de un plan exitoso para el manejo de la diabetes se sientan sobre la dieta, estricta vigilancia médica, la incorporación efectiva de actividad física y la adopción de hábitos diarios que garanticen calidad de vida.
La vigilancia médica en la elección y el monitoreo de suplementes dietéticos para diabéticos
Ciertamente, algunos médicos recetan suplementos a sus pacientes con diabetes para ayudar a mejorar sus condiciones generales y facilitar su respuesta a la enfermedad. Pero es importante puntualizar que cuando un especialista toma esa opción, ha evaluado detenidamente los siguientes factores:
Sin el debido análisis de todos estos factores, cualquier producto promocionado como “para diabéticos” o “para la diabetes” representa más un riesgo que una posible solución, en especial los que son comercializados como “milagrosos”, “curativos” o capaces de eliminar o erradicar la diabetes.
Suplementos sobre cuya efectividad hay alguna evidencia científica
Ácido alfa lipoico. Aunque sí se ha logrado demostrar su seguridad tanto en pacientes promedio como en diabéticos, es decir, se ha demostrado que no causa efectos nocivos, también se ha demostrado que su efecto no difiere en absoluto del de un placebo.
Berberina. Presente en plantas como el agracejo, la hidrastis, el hilo de oro, la uva de Oregón y la cúrcuma arbórea, se ha probado que esta sustancia puede ayudar a disminuir los niveles de glucosa en sangre, reducir la resistencia a la insulina y mejorar el metabolismo de los lípidos en personas con diabetes tipo 2. Se considera segura en dosis estudiadas (de 200 a 1.000 mg dos o tres veces al día), pero podría causar náuseas de leves a moderadas, diarrea, hinchazón y estreñimiento, e interactuar con algunos medicamentos y causar efectos secundarios indeseados.
Cromo. Escasos hallazgos sugieren que el cromo, presente en muchas frutas, verduras, carnes y carbohidratos, puede ayudar a mejorar la hemoglobina glicosilada (HbA1c, que mide la glucemia media de los últimos meses), la glucemia en ayunas y la resistencia a la insulina en personas con diabetes tipo 2. Algunos suplementos de cromo pueden causar dolor de estómago y distensión abdominal, y se ha sabido de casos de daño renal, hepático, muscular y reacciones cutáneas tras grandes dosis. Los efectos de la suplementación con cromo a largo plazo no han sido bien investigados.
Canela y diversas hierbas. Estudios aislados, con escasa población de pacientes con prediabetes o diabetes tipo 2 estudiados, probaron una relación entre el consumo de canela y la reducción de glucemia en ayunas, resistencia a la insulina, presión arterial, niveles de triglicéridos, colesterol total y colesterol de LDL. Aunque no parece suponer mayores riesgos, no hay suficiente investigación con formulaciones estándar de canela para comprender su efecto (cuánta es necesaria o segura), y sí se recomienda en pacientes con problemas hepáticos o tendencia a presentarlos. Los efectos de otras plantas, como el melón amargo, el jengibre, el ginseng y el ginkgo, entre otras, también se estudian en relación con la diabetes, sin que abunde evidencia sobre su efectividad o seguridad.
Magnesio. Presente en legumbres, semillas, frutos secos, cereales integrales y espinacas, es esencial para la capacidad del organismo de procesar la glucosa y parece ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina. Aun así, no hay suficiente evidencia que soporte directrices específicas en cuanto a dosis efectiva más allá del límite máximo: 350 mg por día en adultos.
Omega 3. La evidencia de los efectos del omega 3 en la diabetes es escasa y contradictoria. Mientras que algunos estudios prueban que ayuda a reducir el colesterol total, los triglicéridos, el colesterol HDL y la HbA1c, los hallazgos sobre los efectos del omega-3 en la glucemia en ayunas o la resistencia a la insulina son contradictorios entre los diferentes estudios. Aunque los problemas que ocasiona el omega 3 suelen ser menores, es importante considerar que este ácido graso interactúa con medicamentos que afectan la coagulación sanguínea.
Selenio. No hay evidencia de que este mineral ayuden en la diabetes en lo absoluto. Su consumo excesivo puede ocasionar diversos problemas de salud que van desde náuseas, diarrea y erupciones cutáneas hasta anomalías del sistema nervioso, dificultad para respirar, temblores, insuficiencia renal, infartos e insuficiencia cardíaca.
Vitaminas. Estudios conducidos en 2022 concluyeron que las vitaminas C, D y E tienen poca o ninguna incidencia comprobable en el manejo de la diabetes. Aunque sí se ha probado que la deficiencia de vitamina D puede incrementar el riesgo de padecer diabetes tipo 2, no hay suficiente evidencia sobre la efectividad de la suplementación con vitamina D en la reducción de los riesgos asociados a la enfermedad.
Independientemente de cuánta evidencia haya registrada sobre la eficacia y seguridad de un suplemento dietético; su uso en pacientes diabéticos, se debe hacer bajo estricta vigilancia médica, pues no todo se trata del producto: las interacciones entre el producto y el cuerpo del paciente son determinantes y es el médico tratante quien está facultado para establecer la necesidad, efectividad y seguridad de un producto determinado en un paciente determinado.
Por favor, consulta siempre a tu médico sobre las posibilidades de apoyarte en este tipo de recurso. Asimismo, si tomas algún suplemento con otros fines, infórmaselo a tu médico.
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