Necesitas comprar un equipo o médico, como un glucómetro o un tensiómetro, y no sabes cuál es la opción acertada. Haces una búsqueda en tu celular y los primeros resultados suelen ser los disponibles en redes sociales como Instagram o en plataformas de venta online como Mercado Libre.
Tal vez te preguntes “¿Cuál será el mejor?”. O “¿Será que compro este tan económico?”. Pero ¿te has preguntado si alguno puede no ser seguro? Pues, sí, algunos equipos médicos pueden arrojar mediciones imprecisas, o simplemente incorrectas, y poner tu salud y la de tus seres queridos en riesgo.
La mamá de Patricia fue diagnosticada con diabetes de tipo 2. Ahora, para preservar su bienestar, debe cambiarle la dieta, animarla a moverse más, asegurarse de que cumpla el tratamiento… y también medir regularmente sus niveles de azúcar en sangre.
Por indicación del médico, Patricia buscó un glucómetro para tener en casa. Y, con tantos gastos que implicaba la atención de su mamá, compró el más económico que encontró en Instagram.
Los primeros días transcurrieron con normalidad y calma. A su mamá, que nunca había hecho dieta, le costaba dejar su desayuno de pan blanco con mermelada y, después de los huevos con menos pan, ahora integral, que le servía Patricia, a ella le gustaba robar un poco a escondidas.
Un día se sintió muy fatigada y tenía náuseas. Patricia le midió el azúcar y estaba normal, así que le dio agua con limón y esperó un rato a ver cómo se sentía. De pronto la vio peor, más pálida y como aturdida. “¡Mamá, ¿qué te pasa?!”, gritó Patricia mientras corría a evitar que su mamá cayera al suelo.
La ambulancia llegó rápido, en el centro de salud le atendieron muy bien y, por fortuna, la señora respondió satisfactoriamente al tratamiento.
“¿Por qué no la trajo antes?”, preguntó la enfermera. “¡Tiene el azúcar demasiado alta!”.
“¿Cómo? ¡Pero si se la medí minutos antes y estaba bien!”
Una breve conversación reveló el problema: le compró a un vendedor desconocido un combo de tensiómetro y glucómetro a un precio muy inferior al que habría encontrado en las tiendas. La trampa: ni los aparatos ni el vendedor tenían las acreditaciones necesarias y, sí, eran equipos deficientes, con mediciones muy imprecisas, sin prospectos ni instrucciones.
Después del susto, Patricia denunció al vendedor en la plataforma y tuvo que hacer el desembolso que quiso ahorrarse al principio en equipos debidamente aprobados.
Los equipos médicos en todo el mundo deben cumplir una serie de normativas, más o menos similares entre los diferentes países, que no siempre es fácilmente accesible o comprensible para el ciudadano común.
En Chile, los dispositivos médicos deben, como mínimo:
Pero, claro, aunque hacerlo te convertiría en el consumidor ideal, la realidad es que no te vas a poner a investigar todas las normativas existentes para comprar un equipo sencillo, como un tensiómetro o un termómetro, ni menos aún a leer completos todos los certificados de todos los productos para comparar uno. En especial, no harías esto cuando compras un equipo con cierta urgencia.
Por lo tanto, la opción más aconsejable es acudir a proveedores debidamente autorizados y de trayectoria y reputación reconocidas. ¿Por qué? Muy simple: para poder operar y distribuir productos médicos, los comercializadores deben obtener —y renovar constantemente— varios permisos, por medio de complejos procesos de supervisión, además de aprobar fiscalizaciones regulares de su cumplimiento de las diversas normativas para mantenerse operativos.
Eso te da ciertas garantías de que los productos que obtengas de este tipo de proveedores son fiables.
Poca gente que opera en la ilegalidad se atreve a publicitarse mucho, pues sería más fácil ser atrapado. Por lo tanto, elige proveedores de larga trayectoria y buena reputación; y evita ofertas demasiado atractivas de desconocidos en redes sociales, así como negocios pequeños, con cualquier tipo de opacidad en sus operaciones, como identificación insuficiente en sus puertas frontales o procesos de facturación cuestionables.
Desconfía de:
Elige mejor:
Cuando se trata del cuidado de tu salud y la de tu familia, todo esfuerzo se queda corto. Si por intentar ahorrarte unos pocos pesos, vas a arriesgar tu salud o la de los tuyos, como Patricia, mejor piénsalo dos veces.
O si tienes el tiempo y la agilidad para revisar los permisos de cada producto que revises antes de comprar un simple glucómetro, pues, adelante. Ahora, si compras con angustia y premura y no tienes la paciencia que requiere esa investigación, lo mejor es buscar un proveedor que te genere la confianza necesaria.
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