El 76% de los adultos mayores de 50 años desean vivir en su hogar el mayor tiempo posible, según datos de una encuesta de la revista especializada en adultos mayores AARP.
Cuando nos toca cuidar a nuestros padres ancianos, es común que estos se nieguen a recibir ayuda, lo que puede afectar su seguridad en el hogar. La doctora Lee Lindquist, jefa del departamento de geriatría de Northwestern Medicine en Chicago, comentó que “hay un interruptor que se apaga cuando las personas cumplen 70 u 80 años, el cual hace que no quieran que otras las ayuden”.
Los principales motivos por el que nuestros padres se niegan a recibir ayuda son:
A los adultos mayores les preocupa pedir ayuda porque para ellos significa perder aún más su independencia y rutina. Muchos adultos comentaron que “Temían que se convirtiera en un camino peligroso y que terminaran en un hogar de ancianos”.
Otro temor latente es perder el control en sus hogares. Piensan que al pedir ayuda a otras personas, que hagan tareas como ir al supermercado significa ceder el control de ese aspecto de su vida.
Un factor común que se repite en las personas mayores es el hecho de no querer ser una carga para sus familiares, por el contrario les gustaría ayudarles a restar responsabilidades y no sumarles más tareas.
Un grupo de investigadores de University of Pennsylvania encontró que los adultos mayores suelen expresar qué les preocupa ser una carga para sus hijos adultos y complicarse sus vidas agitadas porque ya tienen suficientes cosas que hacer.
Los adultos mayores van perdiendo la confianza en personas desconocidas. En general les cuesta recibir cuidados en casa de personas que no conocen, no saben en quién confiar y que esto los hace vulnerables.
Lo ideal para aumentar un poco la confianza ante desconocidos, es que estos lleguen por recomendaciones y referencias de amigos y familiares.
Si estás al cuidado de tu papá o tu mamá en edad avanzada, es mejor que tomes nota de ciertas consideraciones que debes tener en cuenta para que el cuidado de tus padres no se convierta en un desequilibrio para tu vida.
Si trabajas, tienes una agenda ocupada y al mismo tiempo debes hacerte cargo de tu propia familia, se hará más difícil equilibrar tu vida entre trabajo, familia y el cuidado de tu progenitor. Por eso la recomendación es que establezcas horarios para poder compartir con tus padres algunas horas a la semana, dedicarle un día específico de la semana reservado para hacer alguna actividad con tu mamá o papá, como salir a dar un paseo, jugar un juego de mesa, ver películas o cualquier otra actividad.
No es fácil pero tampoco es imposible, organiza tu tiempo e intenta dejar espacios para todos los miembros de tu familia, incluyendo un espacio de cuidado personal dedicado a tu bienestar y tranquilidad.
Aunque tu estés a cargo del cuidado de tu progenitor, también puedes involucrar a otros miembros de la familia a asumir algún tipo de responsabilidad o destinarle alguna tarea en la que te puedan ayudar.
Si tienes hermanos, estos pueden brindar apoyo moral o financiero, si tienes primos estos pueden hacer una llamada a la semana y conversar un rato con ellos. Si hay otros miembros de la familia que vivan lejos, pueden encargarse de tomar vacaciones con tus progenitores, así se pueden repartir algunas responsabilidades y dejar un tiempo de descanso al cuidado principal.
Las funciones de un cuidador varían según cada caso, a veces se necesita personal médico capacitado y otra veces es suficiente contratar a alguien que le acompañe y le ayude con tareas domésticas.
Antes de contratar un enfermero o cuidador, es fundamental detenerse a pensar si realmente es necesario costear o no un servicio profesional de cuidados y, de ser así, si se necesita de manera completa o parcial, para luego decidir cuál es la mejor alternativa.
Hazte la pregunta: ¿Es necesario un enfermero? Si la persona está con discapacidad, poca movilidad, está recién operada o es dependiente, lo más probable es que necesites buscar ayuda profesional.
Si por el contrario tu padre o madre, quiere seguir viviendo en su hogar y no requiere de cuidados de salud pero si necesita ayuda, entonces se podrá buscar ayuda parcial de un cuidador que se encargue de cocinar, realizar las labores domésticas y hacerle compañía. Este tipo de cuidados no solo los va a ayudar con su familiar, sino que también los liberará a ustedes de la carga física que se requiere para esta labor.
No puedes encargarte del cuidado de tu padre o madre si no estás sano. Estar saludable, involucra todos los niveles de bienestar, incluida su salud física, emocional y hasta bienestar financiero.
Piensa, de forma realista, hasta dónde puedes encargarte del cuidado de tus padres, satisfaciendo tus propias necesidades de salud, tiempos en familia y trabajo. Si el final tu evaluación indica que no estás en la posición de asumir esa responsabilidad, habla con tu familia para buscar soluciones alternativas como contratar a un cuidador o distribuir el cuidado entre varios miembros.
Asumir al cuidado de un padre anciano es una gran responsabilidad, y la mejor manera de estar preparado es pensar en su situación actual y cómo cambiaría tu vida y rutina si asumieras el papel de cuidador.
Para más información te invitamos a descargar la Guía completa para cuidadores ¿Cómo cuidar en casa a un adulto mayor?
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