Al pensar en nuestros adultos mayores, su vida, su bienestar, tendemos a enfocarnos en su atención médica y comodidad general. Pero ¿cuántas veces reflexionamos sobre los desafíos diarios que enfrentan para continuar viviendo una vida plena, disfrutar de su hogar, de su entorno inmediato?
Diariamente, tanto a nivel de las ciudades, vecindarios y hasta el propio hogar, nuestros abuelos deben sortear todo tipo de barreras para acceder con comodidad y seguridad a los diversos espacios donde se desarrolla su vida. Y esas barreras tienen un impacto mucho más profundo de lo que se cree en su calidad de vida y bienestar integral.
Pensemos, por ejemplo, en Don Enrique, quien a sus 75 años había encontrado en la jardinería una actividad gratificante, que lo mantenía ocupado y de buen humor. Pasaba largas horas en el jardín cuidando de sus plantas para luego volver al interior de su casa, comer y descansar. Una tarde, la lluvia lo hizo apresurarse a entrar, con los zapatos llenos de barro. Resbaló apenas puso el pie en el interior del pasillo, calló y sufrió una lesión en el coxis, leve, por suerte. Se recuperó en poco tiempo, pero aún no se atreve a volver a su jardín.
Desde entonces no solo tiene que recuperarse de la caída, sino que debe esforzarse también para poder retomar una actividad que le brindaba múltiples beneficios. Y, además, cuestiona la seguridad de su propio hogar. Teme bajar las escaleras cuando está solo en casa, salir y entrar a la tina, caminar por el patio… Se mueve con más cautela y manifiesta mayor preocupación en cuanto a su movilidad.
Don Enrique, por lo pronto, corrió con cierta suerte. Pero datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que las caídas son una de las principales causas de discapacidad y mortalidad en adultos mayores, además de contribuir significativamente con un aumento de su dependencia.
Como principal recomendación, la OMS propone identificar elementos de riesgo y tomar medidas preventivas en el hogar, como hacer adaptaciones en los espacios y emplear herramientas de asistencia. Estas medidas no solo contribuyen a evitar caídas, sino que también promueven una mejora importante en la calidad de vida de las personas mayores.
El hogar es el refugio que nos protege del mundo exterior, y para los adultos mayores, debería ser sinónimo de seguridad y comodidad. Pero para ello, es esencial identificar los riesgos más comunes y buscar soluciones prácticas que eviten accidentes y fomenten una vida más autónoma y tranquila.
Los riesgos más comunes en el hogar
El hogar puede convertirse en un lugar lleno de desafíos para los adultos mayores. La mayoría de las caídas son causadas por superficies resbaladizas, alfombras sueltas o iluminación insuficiente. Otros riesgos frecuentes incluyen:
Estos peligros no solo afectan la movilidad física, sino también la sensación de confianza y seguridad de la persona en su entorno.
Soluciones que facilitan la vida
Afortunadamente, existen utensilios, dispositivos y productos diseñados específicamente para minimizar riesgos y mejorar la comodidad de los adultos mayores:
Implementar estas soluciones no solo previene accidentes, sino que permite que los adultos mayores mantengan su independencia y autoestima.
El impacto de un hogar seguro y cómodo
La autonomía y el bienestar psicológico de los adultos mayores dependen en gran medida de su capacidad para realizar actividades diarias sin depender de otros. Un entorno seguro y adaptado no solo reduce el riesgo de accidentes, sino que también fomenta la tranquilidad de las familias.
Al recuperarse de su accidente, Don Enrique instaló barras de apoyo en su baño y adquirió un andador con ruedas. Estos pequeños cambios le han devuelto la confianza y le permiten seguir disfrutando de su jardín. “Me siento más seguro y puedo volver a mis rutinas sin preocuparme tanto”, comenta.
Promover la comodidad y seguridad del adulto mayor en el hogar no es solo una cuestión de prevención, sino de respeto y cuidado por quienes han dado tanto a sus familias. Un hogar adaptado se convierte en un refugio donde pueden vivir con tranquilidad, autonomía y dignidad. Con pequeños cambios y el uso de productos especializados, podemos garantizar que disfruten plenamente de esta etapa de la vida.
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