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Movilidad en el adulto mayor con diabetes: cómo y por qué reforzar la fuerza y masa muscular

Escrito por Mariví Coello | 11 de abril 2024

Hablar del papel de la movilidad en la gestión de la diabetes es hablar del cuidado de la fuerza y la masa muscular, pues la movilidad tiene un impacto directo en la fuerza y la masa muscular, los cuales a su vez influyen directamente sobre la movilidad de una persona.

Es decir, sin fuerza ni masa muscular suficiente, el adulto mayor con diabetes se expone a sufrir muchas más complicaciones de las que ya lo amenazan. Se requiere de una masa muscular saludable para que cualquier plan de tratamiento para la diabetes produzca resultados sólidos.

Asimismo, la pérdida de fuerza propia de los procesos naturales de envejecimiento incrementa los riesgos de los adultos mayores de padecer complicaciones que deterioran su independencia, plenitud y calidad de vida.

La Organización Española de Diabetes sostiene que el riesgo de pérdida muscular es tres veces mayor en adultos mayores con diabetes que en aquellos sin la enfermedad, mientras que el riesgo de padecer diabetes también se incrementa en personas con baja masa muscular, que a su vez dificulta un buen manejo de la diabetes.

De allí la importancia de poner especial atención en el cuidado de la masa y fuerza muscular cuando se vive con diabetes en la tercera edad.

 

¿Cómo cuidar de la fuerza y la masa muscular de un adulto mayor con diabetes?

Las recomendaciones generales de la mayoría de las instituciones que difunden información sobre el bienestar de los adultos mayores con diabetes se centran en la dieta (alta ingesta de alimentos proteicos) y el ejercicio. Algunas de las recomendaciones más frecuentes y seguras pueden ser:

  • Realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada a la semana, además de ejercicios de fortalecimiento muscular dos o más días a la semana.
  • Adoptar una dieta que proporcione al menos 1,2 gramos de proteína por cada kilo de peso corporal al día.
  • Para el adulto mayor con movilidad reducida, crear un plan de ejercicios diversificado y personalizado, que incluya ejercicios de equilibrio para evitar caídas y mejorar la marcha.
  • Los pacientes en cama, con poca o nula movilidad independiente, requieren realizar cambios posturales cada dos horas como mínimo. En estos casos resultan particularmente útiles equipos que hagan posibles los cambios de postura, como las camas clínicas, o incluso de mobiliario y espacios, como las sillas de ruedas.

 

Aun así, es muy importante recordar que la estricta vigilancia médica será la clave del éxito en un plan de respuesta a la diabetes que redunde en bienestar real y mantenga las complicaciones a raya. Debe ser el médico tratante quien se encargue de establecer las pautas que funcionarán para cada paciente, en especial en cuanto a cantidades mínimas y máximas de cada grupo de alimentos y tipo de ejercicios que requiere o puede o no realizar un paciente en articular.

Recomendaciones adicionales

  • Nunca sobrexigirse. Recordar que cada paciente tiene alcances y limitaciones específicos que deben ser tomados en cuenta para evitar lesiones o complicaciones innecesarias.
  • Vigilar, vigilar, vigilar sin descanso. El ejercicio garantiza mejorías sustanciales, pero no se puede ignorar que hay una enfermedad de base que puede seguir poniendo retos. Es importante vigilar en todo momento la piel (en especial las zonas de inyección de insulina, si es el caso, o los puntos de presión, si se trata de pacientes que están siempre sentados o acostados, para prevenir o controlar escaras), la presión arterial y los pies (para prevenir complicaciones del pie diabético).