¿Qué cama es la más adecuada para una persona de la tercera edad con problemas de movilidad? Es una decisión compleja si no sabes en qué características fijarte. Aquí te explicamos qué debes tener en cuenta.
Al llegar a la tercera edad, muchas personas experimentan problemas de movilidad y son dependientes funcionales.
De hecho, en Chile alrededor de un 7% de los adultos mayores vive postrado, según un artículo de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica. Y de los 3 millones de chilenos mayores de 60 años, 14,4% tiene dependencia funcional, de acuerdo con los resultados de la encuesta Casen 2015.
Por eso es fundamental encontrar soluciones que ayuden a estas personas y a sus familias y cuidadores a sobrellevar estas dificultades. En el listado de indispensables, la cama del adulto mayor debe ser la correcta, tanto para el usuario como para el cuidador.
Si tu adulto mayor necesita de una cama clínica, es fundamental que tengas claro el objetivo que esta deberá cumplir antes de comprarla. En ese sentido debes plantearte preguntas como:
Las respuestas a estas interrogantes te ayudarán a identificar con claridad las características que este artículo de primera necesidad debe tener, ya que la elección de una cama clínica aliviana significativamente la tarea del cuidador.
Dos características básicas que debe ofrecer una cama clínica son:
Tanto para el usuario de la cama como para la persona que lo cuida, que sea fácil subir o bajar el respaldo es de mucha ayuda porque reduce el uso de fuerza. Este ajuste favorece dos importantes prácticas en el cuidado de pacientes con funcionalidad limitada:
Promueve el transporte de oxígeno desde el punto de vista médico, reduciendo la presión sobre los pulmones, como explica José Antonio, jefe comercial de Betten, en este video.
Bañar a una persona postrada requiere de fuerza, aunque tenga lugar en la misma cama clínica. Un respaldo ajustable simplifica esta tarea.
En ambos casos, la cama es una aliada y hace la diferencia si:
La idea es que elijas herramientas que faciliten las tareas y no que las dificulten, y esto aplica también para cuando escojas el colchón o cualquier otro insumo médico.
Hay básicamente dos:
Si el adulto mayor no tiene la facultad para usar un control remoto y cuenta con una persona que la cuida que puede hacer fuerza, una cama manual sería suficiente para sus necesidades y así no incurre en un gasto superior.
En cambio, si es una persona que puede tener autonomía y un familiar asume su cuidado, la cama eléctrica le entregaría mayor independencia y requiere de menos esfuerzo.
La elección de una cama eléctrica para un adulto mayor nunca debe ser hecha al azar. Más que un mueble, es una herramienta que facilitará todos los cuidados de la persona. Hablamos de cosas tan cotidianas como bañar al paciente o que pueda bajarse de la cama.
Hacer una buena inversión puede hacer una gran diferencia en esta etapa de tu ser querido, sobre todo porque se trata de un bien de primera necesidad y que no es fácilmente reemplazable.
Conoce más con la guía de pasos básicos para cuidar a tu adulto mayor en casa.
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