La salud mental ha ganado protagonismo en muchas discusiones en los últimos años a medida que las personas se preocupan más y más por su bienestar emocional.
Sin embargo, aunque el estigma ha desaparecido poco a poco, muchas personas no tienen una definición clara sobre a qué se refiere la salud mental y lo que podemos hacer para mejorarla, especialmente en la vejez.
Esencialmente, la salud mental incluye todo lo que pueda influir en nuestro bienestar psicológico y social o nuestra capacidad para regular o expresar nuestras emociones.
Si bien no podemos controlar muchos de los factores que juegan un papel clave en nuestro bienestar emocional, como la genética o los antecedentes familiares, todas las personas tenemos influencia sobre nuestra salud mental. Nuestros hábitos son parte de esto.
La salud mental tiene la misma importancia tanto en la tercera edad como en cualquier otro período de nuestras vidas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 15% de los adultos de 60 años o más sufren algún trastorno mental. Además, aproximadamente el 6.6% de la discapacidad total en este grupo es causada por trastornos neuropsiquiátricos.
Adicionalmente, las últimas cifras mostraron que alrededor del 3,8% de la población en la tercera edad se ha visto afectada por un trastorno de ansiedad.
Desafortunadamente, los problemas de salud mental tienen un impacto negativo en el bienestar general de los adultos mayores e incluso aumentan la tasa de mortalidad.
Sin embargo, cuando los abordamos, las personas en la tercera edad pueden disfrutar de un mejor estado de ánimo, reducción de la ansiedad, pensamiento más claro, mejor ansiedad y confianza, y relaciones más significativas.
Nuestros hábitos juegan un papel fundamental en la salud mental. Por esa razón, podemos priorizar los siguientes:
El sueño está estrechamente vinculado con nuestra salud física y mental. Si dormimos lo suficiente y descansamos debidamente, obteniendo un sueño de calidad, nuestro cuerpo y mente mejorarán en muchos sentidos.
Estas son algunas de las cosas que podemos hacer:
Nuestros hábitos pueden verse afectados por un trastorno del sueño. En ese caso, es importante visitar a un especialista para obtener tratamiento.
La mayoría de las personas, incluso los adultos mayores, tienden a comparar sus vidas con las de otros al usar las redes sociales. Sin embargo, esto suele resultar en baja autoestima, ansiedad y depresión.
Aunque usar las redes sociales puede traer beneficios a los adultos mayores en términos de socialización y comunicación, las personas en la tercera edad deben mantener su teléfono inteligente lejos de la cama mientras duermen y reducir el tiempo que pasan navegando en internet.
Nuestro cuerpo necesita moverse para que nuestra mente esté en óptimas condiciones. El ejercicio tiene efectos positivos en las hormonas que regulan nuestras emociones y puede, naturalmente, ayudarnos a sentirnos mejor.
Involucrarse en actividades que generan alegría y gratitud no solo favorece nuestras capacidades físicas y el balance natural en los químicos de nuestro cuerpo sino que también puede darle un sentido a nuestras vidas y ayudarnos a identificar las pequeñas cosas que pueden impactar nuestra felicidad.
Tener una red de apoyo es indispensable para mejorar la salud mental en la vejez. Por lo tanto, es importante construir relaciones fuertes y significativas.
Además, es importante que los adultos mayores entiendan que pueden buscar apoyo emocional en sus seres queridos y amigos cuando sea necesario.
Los alimentos llenos de nutrientes pueden mejorar el estado de ánimo. Además, aportan a nuestros cuerpos todo lo que necesitan para estar sanos y fuertes.
Sin embargo, la clave para mejorar la salud mental a través de la dieta está en el equilibrio. Además de priorizar alimentos saludables, debemos incluir opciones que nos ayuden a sentir bien al comer.
Idealmente, una dieta balanceada debe comprender un 80% de alimentos saludables, bajos en azúcares, sodio y grasa con un 20% de alimentación flexible que incluya los sabores que más disfrutamos.
El contacto con la naturaleza y las actividades al aire libre también pueden tener un impacto significativo en nuestra salud mental.
Una caminata corta en un parque aporta muchos beneficios al bienestar general, por ejemplo, ya que reduce la ansiedad y el estrés, aumenta la energía, mejora el estado de ánimo y aumenta la confianza.
Estar en contacto con la naturaleza también puede mejorar nuestros patrones de sueño.
Finalmente, debemos tomarnos este proceso con calma. Incorporar nuevos hábitos a nuestro día a día puede ser difícil y requiere tiempo. Sin embargo, con paciencia y entendiendo que no podemos conseguir resultados de un día a otro, podemos hacer que esta experiencia sea positiva y enriquecedora.
La salud mental juega un papel fundamental en el bienestar general del adulto mayor. Si adecuamos nuestros hábitos para mejorarla, podremos disfrutar una vida más plena y feliz durante nuestros años dorados.
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