La dieta es la herramienta más importante para mantener a raya las complicaciones de una enfermedad tan seria como la diabetes. Y para sostener una dieta idónea es necesario hacerla atractiva, en lugar de convertirla en una tortuosa prisión. La buena noticia es que una dieta saludable puede ser apetitosa y dar mucho espacio para el disfrute.
No hay una dieta específica para diabéticos. Simplemente se trata de crear un plan que se base en la estricta vigilancia médica, es decir, que parta de las recomendaciones personalizadas del médico tratante y cuente con la orientación de un dietista.
Ahora bien, hay muchos métodos sencillos para asegurarse de estar comiendo saludablemente:
➡️ Hacer una lista de chequeo para planificar la dieta de manera global:
Comer más ✔: frutas, verduras y hortalizas, proteínas magras (aves, pescados y legumbres), granos o cereales, preferiblemente integrales; lácteos descremados.
Comer menos o nada ×: sal, azúcares añadidos, grasas hidrogenadas, saturadas o trans.
Revisar la lista diariamente, en especial antes de cocinar y de planificar las compras, para asegurarse de estar cumpliendo con el objetivo.
Para información específica de las cantidades exactas que se puede o requiere consumir de cada tipo de alimento, es necesario consultar con los especialistas a cargo, pues cada paciente ha de recibir orientaciones específicas en función de su condición médica, medicamentos que consume, peso y talla y otros factores personales.
➡️ Conocer la cantidad de glucemia que aporta cada alimento, incluso los que no son carbohidratos.
➡️ Dividir el plato en tres: mitad hortalizas y verduras, un cuarto de proteína y otro cuarto de vegetales.
➡️ Leer las etiquetas de todos los alimentos que se vayan a consumir, para controlar cuánta sal y azúcar se consume por día.
➡️ Reemplazar todo alimento procesado por alimentos enteros y frescos (por ejemplo, sustituir el kétchup por tomates e ingredientes para preparar una buena salsa casera, la mermelada por fruta fresca, el arroz blanco por arroz integral o la harina blanca refinada por cereales enteros).
➡️ Dejarse guiar solo por expertos. Hoy en día abundan las recomendaciones y recetas para diabéticos. Pero, como también abunda la desinformación, es muy importante elegir solo fuentes de alto nivel, y someter absolutamente toda información, receta o alimento a elegir a la aprobación de los especialistas a cargo. Un buen comienzo es estudiar toda la información que la OMS/OPS dedica a la diabetes. También es valioso el aporte de instituciones como los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, quienes tienen una completa guía de alimentación para diabéticos, y el de organizaciones de la talla de Diabetes Food Hub, una página de recetas de la American Diabetes Association, y la Fundación para la Diabetes Novo Nordisk, que pone a disposición un recetario completamente gratuito.
➡️ Desaprender y reaprender. Abandonar hábitos de toda la vida que de un día para otro se nos revelan perjudiciales puede ser un reto para el común de las personas. La clave es concentrarse en los hábitos que sí se requiere adoptar e iniciar de inmediato su adopción, a la vez que se resta valor a los que se requiere dejar. Es decir, en lugar de pensar en lo difícil que se hace dejar el pan blanco, pensar en lo bien que sí cae el pan integral o lo deliciosa que puede resultar una batata horneada.
Ver la alimentación sana como un estilo de vida que causa placer y alarga la vida es la clave para mantener una buena salud y frenar el deterioro de las personas con enfermades tan serias como la diabetes.
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