Tendemos a tomar la salud por segura; pensamos que siempre estará allí y que los diversos retos que se les presentan a algunos para preservarla pueden ser problemas menores o ajenos a nosotros.
Y es recién cuando perdemos alguna capacidad que entendemos lo crucial que es poder percibir el mundo que nos rodea para desempeñarnos en él con confianza y seguridad.
Escuchar, oír el mundo que nos rodea, es indispensable para interactuar con él, movernos de manera independiente, mantener nuestras relaciones humanas y nuestra salud mental.
“El papá anda súper bajoneado”
Don Manuel llevaba un tiempo más callado que de costumbre. Hablaba poco y se reía menos. Quienes lo conocían, sabían que eso no era normal, ya que siempre había sido activo y conversador.
"No sé qué le pasa al papá", le comentó su hija mayor a su hermano una tarde que pasó a verlo. "Ya ni va a su café de siempre ni a la farmacia. Se toma todos los remedios que le doy sin reclamar, ya no me pide que sean unas marcas u otras, ni insiste en ir conmigo o ir solo".
Al día siguiente, su hijo menor lo invitó a dar una vuelta. Fueron a la cafetería. Don Manuel se sentó en su mesa de siempre, pero evitó saludar a los garzones. Con el café ya en la mesa, y con los ojos llorosos, le contó a su hijo que cada vez le costaba más escuchar a la gente y que muchos ruidos que antes lo molestaban, ahora apenas los notaba.
Lo llevaron al otorrino, quien después de hacerle varios exámenes le recomendó unos audífonos para escuchar mejor. Don Manuel estuvo bajoneado por un par de semanas, porque para nadie es fácil aceptar que está perdiendo capacidades. Pero luego del período de adaptación, volvió a su café y a la farmacia, y empezó a participar de nuevo en las conversaciones con la familia.
"Obvio que no es para hacer una fiesta, pero me siento mucho mejor que cuando no podía escuchar. Es mejor usar una ayuda que no poder comunicarse con normalidad".
Relación entre la salud auditiva y la salud emocional, física y cognitiva
El oído es un sentido vital y se ha probado su impacto en la salud integral en tres aspectos:
➡️Socioemocional
Poder escuchar a nuestros seres queridos mantiene nuestra salud mental y nuestras relaciones fundamentales sólidas.
Y si esta declaración suena obvia, basta vérselas con lo que les sucede a las relaciones humanas cuando alguien no escucha bien: tiene que pedirte que le repitas todo lo que le dicen tú y los demás, entiende mal las cosas con frecuencia, omite solicitudes importantes, se expone a peligros constantemente, ignora alarmas o el teléfono… Las relaciones en estas circunstancias suelen complicarse innecesariamente.
Además, poder comunicarnos con las personas con quienes necesitamos interactuar en una tienda, al teléfono, en una taquilla al hacer gestiones, etc. es fundamental para nuestra autonomía y autoestima.
No poder escuchar bien a quienes nos rodean o nuestro entorno suele conducir al aislamiento para evitar situaciones desagradables, lo cual puede acarrear depresión, ansiedad o baja autoestima.
➡️Cognitivo
Nuestro cerebro está constantemente procesando los sonidos que escuchamos; mientras se mantiene estimulado auditivamente, permanece atento y activo. Se ha comprobado que la salud auditiva preserva funciones cognitivas como la memoria y la concentración, y mantiene la agudeza mental.
Por otro lado, varios estudios han demostrado una relación directa entre la pérdida auditiva y un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer, así como una reducción en el riesgo de deterioro cognitivo de quienes usan apoyo auditivo como audífonos.
➡️ Físico
El sistema vestibular, ubicado en el oído interno, tiene doble función: la audición y el equilibrio, ambas interrelacionadas; es decir, si se ve afectada una, lo más probable es que la otra también.
Asimismo, una menor percepción de información sensorial por parte del oído reduce la consciencia del entorno físico y, por ende, la capacidad de responder adecuadamente; es decir, una menor capacidad auditiva aumenta el riesgo de accidentes como caídas o tropezones, que pueden tener consecuencias graves.
Hipoacusia relacionada con el envejecimiento
Existen varios factores capaces de provocar diversas condiciones que conducen a la pérdida de audición parcial o total (sordera) en la tercera edad:
Es importante tener presente que aunque la pérdida de la audición relacionada con la edad no es reversible, sí es manejable: se pueden adoptar diversas medidas, como audífonos, implantes cocleares o cirugía para preservar o potenciar la audición remanente. Y, vista la relación de una buena audición con la salud física y mental, es indispensable atender su reducción.
Salud auditiva y salud integral
Cuidar de la salud auditiva es garantizarle bienestar general y seguridad al adulto mayor, pues la capacidad para percibir y procesar información auditiva es crucial para la salud del cerebro y permite dar una respuesta adecuada al entorno físico. Asimismo, poder comunicarse ayuda a preservar las relaciones fundamentales y, por ende, la salud emocional y la independencia.