Como seres humanos, la socialización desempeña muchas funciones vitales en nuestras vidas, mejorando nuestras habilidades de comunicación, fomentando relaciones positivas y promoviendo el sentido de comunidad.
Muchos creen que la importancia de la socialización termina en la adultez después que pasamos la mayor parte de nuestra juventud compartiendo nuestros días con nuestros amigos y familiares. Sin embargo, la vejez no tiene que ser un período de soledad o aislamiento.
De hecho, a medida que envejecemos, la socialización se vuelve más importante para nuestra salud física y mental. Exploremos algunos de los beneficios que ofrece.
La socialización se ha asociado con una mejor función cognitiva porque ayuda a las personas mayores a conservar la memoria episódica, especialmente cuando se combina con ejercicios aeróbicos.
Ya que este tipo de actividad física también tiene un impacto positivo en cómo recordamos las palabras, la combinación de la socialización con el ejercicio aeróbico puede ralentizar la pérdida de memoria y agudizar nuestra mente.
Muchas personas mayores experimentan depresión, ansiedad y otros problemas de salud mental debido al aislamiento social.
La soledad puede afectar enormemente nuestro bienestar a cualquier edad, pero tiene un impacto significativo en la vejez porque los adultos mayores enfrentan un riesgo más alto de soledad que otros grupos de edad debido al fallecimiento de seres queridos.
Sin embargo, interactuar con los demás como parte de nuestros hábitos nos ayudará a crear conexiones significativas que tendrán efectos positivos en nuestra salud mental y bienestar general.
Las personas más sociables suelen ser más activas. Si el ejercicio o el deporte forma parte de nuestra rutina en la tercera edad, no solo nos mantendremos en movimiento sino que podemos disfrutar de muchos beneficios, como una mejora en la salud de nuestro cerebro.
Además, una vida social activa puede ayudarnos a evitar algunas dolencias físicas que pueden tener un impacto negativo en nuestra salud general, especialmente si compartimos un régimen de ejercicio con nuestros familiares, amigos o vecinos.
Estos son algunos de los beneficios que la socialización ofrece en combinación con la salud física
Nuestra mente y nuestro cerebro funcionan en conjunto. Si nuestra salud física y mental está en óptimas condiciones, podremos disfrutar de una vida más larga.
Muchos estudios también sugieren que conectarnos con familiares y amigos puede reducir el riesgo de demencia. Se cree que las actividades sociales mejoran la función de las células cerebrales, ayudando a que este órgano sea más resistente al Alzheimer y otros tipos de demencia.
Pensamientos finales
Como mencionamos, las interacciones con las personas que amamos se vuelven más importantes a medida que envejecemos. Esto puede ser tan simple como cuidar de nuestros nietos o involucrar actividades grupales planificadas en nuestras comunidades.
Por esa razón, es importante explorar las diferentes oportunidades que tenemos para integrar la socialización como un hábito positivo en la tercera edad.
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