Cuando cuidamos adultos mayores que requieren oxigenoterapia, hay muchas cosas que debemos entender; como por ejemplo, que el flujo de oxígeno se refiere al requerimiento de oxígeno de una persona, medido en litros por minuto.
En este sentido, existe el bajo flujo y el alto flujo, en el tratamiento de las personas que sufren enfermedades pulmonares y requieren suministro de oxígeno domiciliario.
Cada persona es diferente. Por lo tanto, el requerimiento de oxigeno de cada uno puede variar.
Por esa razón, si nuestros seres queridos reciben oxigenoterapia en casa, entender qué es el flujo de oxígeno y sus usos es indispensable. Asimismo, debemos conocer la diferencia entre el bajo flujo y el alto flujo en un proceso tan crucial para los pacientes. Afortunadamente, ese es el propósito de este artículo.
Un sistema de administración de oxígeno de bajo flujo es aquel que proporciona un volumen de oxígeno por minuto usualmente por debajo de los requisitos de ventilación del paciente. En estos casos, parte del volumen de oxígeno que las personas necesitan proviene del aire atmosférico.
Cuando se usan sistemas de bajo flujo, se pueden proporcionar de 0 a 15 litros por minuto. Además, estas opciones de suministro administran concentraciones de oxígeno de entre el 21% y el 80% si se tienen los accesorios o herramientas necesarias.
El oxígeno de bajo flujo suele administrarse a través de cánulas nasales y máscaras simples o máscaras de reservorio.
Todas son ampliamente utilizadas para suministrar oxígeno a pacientes diagnosticados con enfermedades pulmonares, tanto hospitalizados como ambulatorios, cuya respiración o niveles de oxígeno en sangre se han visto afectados.
El oxígeno de alto flujo se considera un apoyo respiratorio. Estos sistemas pueden proporcionar todo el volumen de oxígeno por minuto que un paciente necesita, usualmente por encima de 6-15 litros por minuto.
En otras palabras, las personas que reciben oxígeno de alto flujo únicamente respiran el gas que suministran estos sistemas. Por esa razón, los aparatos y accesorios diseñados para proporcionar apoyo respiratorio suelen suministrar al menos 40 litros de oxígeno por minuto.
Generalmente, la oxigenoterapia de alto flujo es utilizada para suministrar oxígeno a los pacientes con condiciones como insuficiencia respiratoria, hipoxémica aguda, Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA), Enfermedad Obstructiva Crónica de las Vías Respiratorias (EPOC) exacerbada, o cuando el equipo médico considera que es necesario prevenir la intubación.
Si bien ambos ayudan a los pacientes a reducir el esfuerzo físico para obtener el oxígeno que necesitan, la oxigenoterapia de bajo flujo y alto flujo son muy diferentes. Vamos a repasar cada uno de esos aspectos:
Como se mencionó, ambos sistemas administran volúmenes diferentes de oxígeno. Esa es la principal diferencia. En la oxigenoterapia de alto flujo, se administran hasta al menos 40 litros de oxígeno por minuto, lo que suele cumplir o incluso superar los requerimientos respiratorios máximos del paciente.
Ambos sistemas también se diferencian en la forma en la que suministran el oxígeno. Para la oxigenoterapia de bajo flujo, se utilizan cánulas nasales, sondas faríngeas y mascarillas simples o con reservorio.
Sin embargo, para administrar oxígeno de alto flujo, se necesitan otras herramientas, como equipos de sistema Venturi, máscaras de CPAP, ventiladores mecánicos, tiendas de oxígeno, y conexiones en T con sistema de reserva.
Además de las tasas de flujo y vías de administración, ambas alternativas difieren en la concentración de oxígeno que suministran. Los sistemas de bajo flujo pueden administrar entre el 21% y el 80%. Estos niveles pueden ser relativamente estables en pacientes con patrones de respiración invariables.
Sin embargo, los sistemas de alto flujo suministran un porcentaje de concentración muy preciso en caudales que incluso pueden superar los requerimientos de los pacientes, dependiendo de las indicaciones de los médicos.
Solo un médico experimentado puede determinar si el paciente necesita oxígeno de alto flujo o bajo flujo. Sin embargo, como se expuso anteriormente, los sistemas que administran alrededor o más de 40 litros por minuto son recomendados para los pacientes con insuficiencia respiratoria aguda u otras condiciones crónicas.
Los sistemas de bajo flujo, como el concentrador de oxígeno, son los que usualmente usamos en casa. Estos son más cómodos y suelen estar disponibles a costos más bajos.
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